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CAPÍTULO 3

No explicitación formal de su vinculación con otras ciencias filosóficas

por prejuicios empiristas o racionalistas

…(Hortensia Cuéllar Pérez)… 

 

La parte introductoria del capítulo se refiere a los vínculos y diferencias entre los conceptos de filosofía de la educación de corte clásico, moderno y contemporáneo, calificando a las variedades filosóficas tradicionales como altamente pragmáticas por sus principios doctrinarios.

 

    En adelante, Hortensia Cuéllar P. cita diversos pensadores y compara sus aportaciones sobre distintos estudios de tal forma que se distingue la corriente de pensamiento, la época y la dimensión bajo la cual un mismo concepto fue estudiado y comprendido.

De acuerdo a la autora “Platón es idealista y Aristóteles, realista; Agustín de Hipona, platónico y Tomás de Aquino, aristotélico”. Después menciona que “en la época moderna y contemporánea, Kant es idealista, con un idealismo trascendental, y Dewey es empirista y pragmático; algo semejante acontece en los casos de Rousseau y su naturalismo pedagógico, y de Makarenko y la versión emancipadora y crítica de los filósofos de la educación de inspiración marxista…” (Cuéllar Pérez, 2008).

 

    Así pues  los orígenes doctrinarios de cada autor validan sus aportaciones, por ejemplo  la fundamentación de las teorías clásicas para algunos se ven limitadas debido a la falta de relación interdisciplinar con otras ciencias, pero en común con las teorías modernas y contemporáneas, la ética y la antropología social están presentes como base de la filosofía,  aunque en diversas dimensiones; finalmente los dos cortes de pensamiento circundan alrededor del ser humano y la resolución de sus problemas.

 

    Más adelante se tratan diversos temas que contraponen el constructivismo kantiano y el racionalismo de Wolf, sobre la existencia humana, el respeto hacia el ser humano, el ejercicio de la razón práctica y la libertad trascendental.

 

    Las propuestas del primero se basan en la ley de oro “el deber por el deber”, misma que tiene que ver con la naturaleza del bien en general, y por supuesto todo parte de lo que Kant define como categorías de la razón.

Por otra parte,  la misma autora confiesa su postura ante el dilema de los filósofos de la educación, los cuales se ocupan de orientar el quehacer educativo, diciendo que es puramente racionalista y afirmándolo con la siguiente denominación: romper el cerco de la conciencia; una visión que va más allá de la razón y por lo tanto que se convierte en metafísica.

 

    Jonh Dewey, otro filósofo citado ampliamente por Hortensia Cuéllar y calificado por ella como antimetafísico fija su postura a partir de la experiencia, lo que lo lleva a hacer una distinción importante entre filosofía y ciencia.

 

    En esa distinción denota que la ciencia se refiere al estudio de los hechos, descubrimientos y la generalización de estos en el mundo; mientras que la filosofía se ocupa de la visión de lo que ya se conoce del mundo, una idea de lo que es posible. En la filosofía de Dewey la experiencia se transforma en sabiduría y esta influye en la conducta de la vida.

 

    Por lo tanto, para este pensador se alcanza la sabiduría a través de la organización de la experiencia y bajo esta idea califica a la filosofía de la educación como teoría de la educación en su fase más general, puesto que se trata para él de la extensión de problemas que parten del mismo origen.

 

    Una definición en sentido práctico en la que Dewey deja implícito el problema de los fines (telos y peras), donde remarca la importancia de la experiencia, misma que es inagotable, y es ahí donde se encuentra una de sus mayores aportaciones, el aprendizaje y conocimiento significativos; puesto que la significación de las cosas es lo que realmente le interesa.

 

    Entonces, en cuestiones de la filosofía de la educación sus aportaciones se basan en sus teorías de la experiencia y en la búsqueda de la significación de las cuestiones pedagógicas que resulten en la eficiencia educativa y social.

   

    Los filósofos que anteriormente se mencionaron se han convertido en objeto de estudios diversos, sin embargo son claras sus aportaciones en el ámbito educativo y la formación humana, pues independientemente de la época y corriente a la que pertenecieron, han contribuido a la ampliación y evolución de los temas sobre educación.

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente:

 

- Cuéllar Pérez, Hortensia, ¿Qué es la filosofía de la educación? , Cap. 3, Edit. Trillas, México, 2008.

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